Ecuador busca vías para dejar bajo tierra su petróleo en el Amazonas
La explotación petrolera en espacios naturales puede ser sumamente dañina para los ecosistemas. Por un lado, la infraestructura necesaria para llevar a cabo las tareas de búsqueda y extracción puede alterar los ecosistemas naturales que rodean las zonas de excavaciones. Por otro, los posibles accidentes y pérdidas de crudo que puedan darse pueden contaminar gravemente el suelo y agua, y representan peligros para las personas que viven en las zonas explotadas, por mencionar algunos de los puntos negativos de esta práctica.
Es por eso que la decisión de Ecuador de evitar la búsqueda de petróleo en el Amazonas es tan importante. El país, que tiene una gran porción de una de las selvas más importantes del mundo, ha presentado un proyecto para dejar los 850 millones de barriles de petróleo que existen en el Parque Nacional Yasuní intactos como una estrategia para evitar emisiones de carbono y a cambio de financiamiento de los países desarrollados.
De acuerdo a Business Intelligence, científicos consultados aseguraron que es la primera vez que un gobierno deja pasar el desarrollo petrolífero en respuesta al cambio climático. La ‘no explotación’ de los pozos de crudo evitará la emisión de más de 407 millones de toneladas de CO2 que se hubieran descargado a la atmósfera si ese petróleo hubiera sido extraído.
La reserva Yasuní no sólo tiene una riqueza biológica incalculable, sino también tribus indígenas que no han tenido contacto con el hombre. Así, Ecuador se estaría comprometiendo a la conservación efectiva de 40 áreas protegidas en un área de 4,8 millones de hectáreas, y al manejo sustentable de 5 millones de hectáreas de zonas naturales bajo propiedad de comunidades indígenas: el total protegido representa nada menos que el 38% del territorio ecuatoriano.
Ecuador también llevaría a cabo tareas de reforestación, regeneración natural y manejo apropiado de un millón de hectáreas de bosques manejados por pequeños propietarios; de generación de energía renovable y aumento de la eficiencia energética nacional; y de desarrollo social.
Pero como un país cuya economía es dependiente de la exportación de petróleo, esta decisión presenta problemas económicos: Ecuador estima que estaría perdiendo más de 6900 millones de dólares al no explotar estas reservas. Frente a esto, el gobierno está proponiendo hacerse cargo de la mitad del costo-oportunidad perdido por la iniciativa, si la comunidad internacional coopera aportando al menos la mitad de las utilidades que recibiría el Estado en el caso de explotar el crudo.