Pérdida de hielo y liberación de contaminantes orgánicos persistentes en los Polos
La semana inició con información de dos estudios que revelan datos preocupante respecto al la pérdida de hielo en los polos del planeta. Un trabajo realizado por la Universidad de Maryland; la Universidad de Toluse, Francia; y la Universidad de Colorado reveló la cantidad de pérdida de hielo y el aumento resultante en el nivel del mar debido a los cambios que se han registrado en la Antártica. Por otra parte, investigadores de Canadá, China y Noruega anunciaron los resultados de un estudio en el que se encontró evidencia de que contamintantes orgánicos persistentes (POPs, por sus siglas en inglés) se están “removilizando” en el Ártico a causa del cambio climático.
El primer estudio detalla que, debido al colapso por el cambio climático de las plataformas de hielo en el continente Antártico, se ha registrado una pérdida continua de hielo en los glaciares. Una plataforma es una gruesa extensión de hielo alimentada por un glaciar, que se extiende desde la tierra hacia el mar. Los estudios recientes han demostrado que las plataformas tienen una función de “contención”, y cuando uno se colapsa, el glaciar que la alimenta acelera su camino hacia el mar, teniendo mayor pérdida de hielo. El equipo de investigación combinó datos satelitales de la NASA, de la Agencia Francesa del Espacio, y otras mediciones recolectadas en misiones aéreas para elaborar un mapa detallado de la pérdida de hielo entre 2001 y 2010 en los glaciares que alimentaban las plataformas de hielo A y B de Larsen, colapsadas en 1995 y 2002 respectivamente. El análisis ha revelado que la elevación en algunos glaciares ha disminuido de manera acelerada en más de 150 metros. Además, la pérdida de hielo se ubica de 2001 a 2006 en un promedio de 11.2 giga-toneladas (11,2 mil millones de toneladas) por año, mientras que entre 2006 y 2010 la cifra se ubica en 10.2 giga-toneladas (10,2 mil millones de toneladas anuales.
Mientras tanto, en el Ártico se ha econtrado evidencia de que durante las últimas dos décadas el cambio climático está liberando en la atmósfera contaminantes orgánicos persistentes como DDT, lindano y clordano, lo que merma los esfuerzos internacionales por evitar la exposición del ambiente y del ser humano a estos químicos tóxicos. Estos contaminantes pueden viajar largas distancias a través de las corrientes de aire y acumularse en los suministros de agua y comida, así como en la grasa corporal de humanos y otros animales. Los resultados obtenidos del análisis de datos de 20 años de monitoreo del aire en el Ártico, señalan que si las condiciones se mantienen o se tornan más cálidas se liberaría una cantidad mayor de contaminantes orgánicos persistentes a la atmósfera.
Fuente: Nasa y New York Times