Pide CEMDA al Gobierno federal no flexibilizar leyes ambientales como solicita la Conago
Con relación al llamado hecho el pasado 9 de febrero por la Comisión de Turismo de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) al gobierno federal para flexibilizar la legislación ambiental vigente, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA) considera que ese no es el camino para atraer inversión turística, sino trabajar en el desarrollo sustentable de las entidades que viven prioritariamente del turismo.
CEMDA propone que los gobiernos federal y estatales trabajen coordinadamente en proyectos que impulsen el sector turístico y atraigan inversión productiva, pero con una visión sustentable que contemple un equilibrio entre el desarrollo y la conservación, con beneficios reales para las comunidades locales. En este sentido, los estados que tienen como uno de los ejes de su actividad económica al turismo, deberían enfocarse en incorporar esta visión en sus planes de acción climática en cuanto a medidas de adaptación.
México cuenta con un marco jurídico sólido en cuanto a lo que a la protección del medio ambiente se refiere. Sin embargo, lo que prevalece a nivel federal y en muchos estados del país es que dichas disposiciones legales son letra muerta, se violan en muchas ocasiones de manera sistemática propiciando, ante su nula aplicación y cumplimiento, la impunidad que va en aumento.
«Desafortunadamente México ha promovido un esquema de turismo especulativo y de grandes desarrollos que, engañando a los tres niveles de gobierno sobre los supuestos beneficios de los mismos, no interactúan apropiadamente con el entorno social y además impactan fuertemente sobre los ecosistemas de la región donde se establecen», señaló Gustavo Alanís Ortega, Director Ejecutivo del CEMDA.
Alanís añadió que «esto no promueve de ninguna manera el desarrollo sustentable del país, pues explotar irracionalmente los recursos naturales de un estado con el fin de atraer dinero en el corto plazo compromete el futuro de las generaciones venideras».
Con relación a los desarrollos turísticos que han sido rechazados por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en la Riviera Maya, el CEMDA respaldó esta acción y recordó que esta zona ha sido sobreexplotada, pues como ocurre por ejemplo en Cancún, se ha rebasado el número de cuartos permitido por el Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL) y actualmente existen más de 36 mil habitaciones. Asimismo, se ha erosionado fuertemente la zona de dunas, ocasionando mayor vulnerabilidad a los impactos de los huracanes. De igual forma, en los últimos 35 años las hectáreas de manglares localizadas entre Punta Brava y la Caleta de Yalkú en los municipios de Solidaridad y Tulum, disminuyeron más del 50%, al igual que la cobertura de arrecifes de coral ubicados en la zona sur de Puerto Morelos hasta Xcacel-Xcacelito.
Con relación a la petición de flexibilizar la legislación que protege al manglar, CEMDA ratifica su petición a la Semarnat para que esta especie se mantenga en la categoría de Amenazada dentro de la Norma 059, puesto que, de acuerdo con el informe de la Auditoría Superior de la Federación, del 2005 al 2009 se perdieron 111 mil hectáreas de manglar en el país y la devastación de esta especie es de casi 28 mil hectáreas el año.
Cabe recordar que la compensación que proponen algunos desarrolladores turísticos para que se les autorice el desmonte de manglar no es viable en México, debido a que éste sólo puede existir en zonas muy específicas de la costa. Además, los servicios ambientales que se pierden por su destrucción en un área no se pueden recuperar para ésta si se planta el mangle en otra zona distinta. En Quintana Roo, por ejemplo, de seguir el mismo nivel de desarrollo, el resto de los manglares desaparecerá en un lapso no mayor a 25 años.
Los manglares son zonas de alimentación, refugio y crecimiento de cientos de especies, y brindan servicios ambientales fundamentales tales como actuar como sistemas naturales de control de inundaciones y como barreras contra huracanes. Asimismo, mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico y sirven como reservorios de carbono, por lo que ayudan a combatir el calentamiento global del planeta.