Cuidar la capa de ozono, es cuidar el manto protector de la vida
La capa de ozono comprende la zona alta o superior de la atmósfera (conocida como estratósfera) de nuestro planeta. Se llama así porque posee concentraciones de ozono relativamente altas, y su fórmula química es O3.
Esta capa se extiende aproximadamente de los 15 a los 50 kilómetros de altitud, reuniendo el 90 por ciento del ozono presente en la atmósfera y absorbiendo del 97 al 99 por ciento de la radiación ultravioleta más dañina.
Si la capa de ozono desapareciera por completo, la vida como la conocemos sufriría un daño irreparable y permanente, ya que la radiación ultravioleta llegaría directamente a la Tierra sin ningún filtro.
En el marco del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono (que cada 16 de septiembre se conmemora), Gerardo Ruiz Suarez, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, alertó que de no existir la capa de ozono, habría mutación de especies alterando la evolución de la vida; los humanos padecerían cáncer de piel, además de lesiones en la vista, y la flora y fauna globales se verían seriamente afectadas.
El especialista comentó que existen una serie de posibles causas naturales y antropogénicas responsables de estos drásticos cambios.
Sobre las causas antropogénicas, comentó que el uso excesivo de fertilizantes degradan el suelo y generan óxido nitroso debido a la actividad bacteriana, lo que contribuye a reducir la concentración de O3. . Los cloroflurocarburos, utilizados como refrigerantes y solventes industriales, también intervienen de manera importante en el deterioro de la capa.
Entre las causas naturales, se encuentran las variaciones entre la radiación ultravioleta por cambios en la actividad solar y tormentas solares. Otro factor que contribuiría al deterioro a gran escala de esta zona atmosférica es la posible caída de un meteoro de gran tamaño, el cual podría reducir la capa de ozono en un 10 por ciento.
También dijo que la formación de una supernova a una distancia de cien años luz de la Tierra, podría consumir el ozono entre un 30 y 80 por ciento. Este tipo de eventos ocurren aproximadamente cada cien millones de años.
La capa de ozono se mide en unidades dobson –manera de expresar la cantidad presente de ozono en la atmósfera terrestre, específicamente en la estratosfera–, y podría compararse con una capa de gas de ozono puro de aproximadamente tres milímetros de espesor. Ésta fina capa es la que nos protege de los rayos ultravioleta que dañan el ADN.
Protocolo de Montreal
El Protocolo de Montreal es un tratado internacional diseñado para proteger la capa de ozono reduciendo la producción y el consumo de numerosas sustancias, todas ellas compuestos de carbono y halógenos como cloro, flúor y bromo, las cuales intervienen el ciclo fotoquímico del ozono y son responsables del agotamiento de la capa.
El acuerdo entró en vigor el 1 de enero de 1989, y la primera reunión de las partes se celebró en Helsinki en mayo de ese año. Desde entonces, el documento ha sido revisado en varias ocasiones. Se cree que si todos los países cumplen con los objetivos propuestos dentro del tratado, la capa de ozono podría recuperarse para el año 2050.
El objetivo principal del Protocolo de Montreal es la protección de la capa de ozono mediante la toma de medidas para controlar la producción total mundial y el consumo de sustancias que la agotan, con el objetivo final de eliminarlas, sobre la base del progreso de los conocimientos científicos e información tecnológica.
Debido al alto grado de aceptación e implementación que se ha logrado, el tratado ha sido considerado como un ejemplo excepcional de cooperación internacional.
Sin embargo, esta parte de la atmósfera aún no está del todo protegida, por lo que este 2014, el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono destacará que los esfuerzos de protección siguen en pie.