¿Qué tan perjudicial es la contingencia ambiental por ozono?
El ozono (O3) es una forma de oxígeno cuya molécula está compuesta de tres átomos, en lugar de dos que posee el oxígeno común. El tercer átomo es el que convierte al gas en venenoso y mortal si su concentración es muy elevada y es aspirado de manera continua.
El O3 se forma en la estratósfera por la acción de la radiación solar, haciéndolo sobre las moléculas de oxígeno a través de un proceso denominado fotólisis.
Su concentración a nivel del mar oscila en alrededor de 0.01 mg/kg. Cuando la contaminación debida a las emisiones de gases industriales y de los automóviles es elevada y la radiación solar es intensa, el nivel de ozono aumenta y puede llegar hasta 0.1 mg/kg. El hombre resulta afectado por el ozono cuando sus concentraciones se hallan entre 0.05 y 0.1 mg/kg.
Por lo anterior, aunque el ozono nos protege contra la radiación solar, en cantidades fuera de lo normal puede ser tóxico y dañar gravemente nuestra salud.
Desde el lunes pasado, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) puso en marcha la Fase 1 de contingencia ambiental por ozono en la Ciudad de México (CDMX), debido a una extrema estabilidad atmosférica vinculada a un sistema de alta presión que ha causado estragos en la región central del país, y a una intensa radiación solar que propició un aumento en la concentración de ozono.
Este gas, al estar presente en la estratósfera, nos protege de la radiación ultravioleta, pero si se encuentra en la zona baja de la atmósfera, cerca del nivel del suelo y en concentraciones altas, es capaz de dañar las vías respiratorias.
El O3 usualmente irrita la garganta y da lugar a tos, molestias en personas con problemas respiratorios y cardiovasculares, y riesgo de ataques de asma en personas con esta condición.
Las recomendaciones a seguir siempre que se da un caso de contingencia ambiental, como la que actualmente acontece en la CDMX, son evitar salir y permanecer en interiores (principalmente los niños, adultos mayores y personas con problemas respiratorios), no realizar ningún tipo de actividad física al aire libre y no fumar en espacios cerrados.
Aunado a esto, los altos niveles de O3 también pueden dañar la vegetación, perjudicando la reproducción y el crecimiento de las plantas, propiciando la reducción de la biodiversidad, la disminución del crecimiento de los bosques y la reducción del rendimiento de los cultivos agrícolas.