Hungría enfrenta el peor desastre ambiental de su historia
La ruptura de una reserva de contención donde se encontraban los desechos del refinamiento de la bauxita en una fábrica de aluminio de Hungría, liberó toneladas de fango rojo. El lodo contiene metales pesados, como el plomo, y es ligeramente radiactivo. La sustancia densa y alcalina tiene un efecto cáustico en la piel e inhalar su polvo puede causar cáncer de pulmón.
El gobierno húngaro declaró ayer el estado de emergencia en tres condados en el oeste del país y el derrame ha causado al menos cuatro muertos, entre ellos dos niños, 6 desaparecidos y 120 heridos. El incidente fue descrito como la peor catástrofe ecológica en el país.
Una experta de Greenpeace señaló que el impacto del vertido podría ser mucho mayor que el derrame de cianuro que ocurrió hace diez años en Baia Mare, Rumania. En esa ocasión agua contaminada con cianuro fue vertida desde la reserva de una mina de oro y contaminó los ríos Tisza y Danubio.
“Este desastre es siete veces más grande que el incidente en Baia Mare. El impacto ecológico puede ser muy amplio y tardar mucho tiempo en neutralizarse, porque los metales pesados y la soda cáustica forman una mezcla tóxica muy peligrosa”, explicó a Reuters la experta Katerina Ventusova.
Los equipos de descontaminación húngaros trabajan contrarreloj para evitar que la riada tóxica que ha devastado el oeste de Hungría llegue al Danubio, el segundo río más largo de Europa, y que el desastre ecológico adquiera consecuencias aún más dramáticas.
En las últimas horas se han vertido toneladas de yeso desde los puentes sobre el río Marcal para tratar de contener la ola tóxica que aniquila todo rastro de vida a su paso y evitar que desemboque en el río Raab, afluente del Danubio, que se encuentra a unos 100 kilómetros.
Este barro rojo, incluso cuando se seque, puede contaminar el aire y con los vientos extender su poder destructor, han advertido ecologistas.