Día Mundial del Medio Ambiente: Regenerando al planeta

dmmaEste año, el lema del Día Mundial del Medio Ambiente recita: “Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación”, refiriéndose a que debemos usar de forma eficiente nuestros medios de subsistencia, así como gestionar adecuadamente la producción de bienes y servicios (con la subsecuente generación de residuos sólidos), todo esto dentro del contexto de “regenerar” al planeta en el que vivimos.

Un ejemplo de consumo no sostenible es la producción de alimentos, ya que a la vez que anualmente se desperdician 1.3 mil millones de toneladas en el mundo, mil millones de personas padecen desnutrición, según lo informó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Marisa Mazari Hiriart, doctora en ciencias ambientales e investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, aseguró en comunicado de prensa que el Día Mundial del Medio Ambiente busca concientizar a las personas en su papel como usuarios, ya que los recursos naturales de los que dependemos son limitados; y se mantienen o disminuyen conforme la población crece.

Los retos actuales involucran minimizar el consumo de estos recursos y la generación de desperdicios, pues nuestra forma de vida moderna produce desechos sólidos, líquidos y gaseosos que afectan el agua, el suelo y la atmósfera. “Debemos tener en cuenta que parte de éstos son reutilizables, pero requieren de un manejo y un costo”, apuntó.

En los últimos 300 años, desde que aconteció la Revolución Industrial, el uso indiscriminado de recursos naturales ha causado un desequilibrio, que se ha vuelto drástico en el medio siglo reciente, debido al incremento en la producción de bienes y en la esperanza de vida, al mismo tiempo que en la deforestación, la defaunación y la pérdida de hábitats.

“Tenemos una mayor demanda con una población en aumento, y una eficiencia creciente en el uso de los recursos, pero no al mismo ritmo que generamos desechos. Creemos que la tecnología lo resolverá todo, pero no es así, aunque es de gran ayuda. Los ciclos de la naturaleza son mucho más eficaces que los que podemos hacer de manera artificial”, alertó Mazari, quien agregó que la explotación petrolera y de las aguas subterráneas son ejemplo de dicha problemática.

Por otro lado, los residuos y subproductos derivados de la manufactura de fármacos, plaguicidas y alimentos, así como los desechos electrónicos, dan lugar a contaminación ambiental, implicando nuevos desafíos para el siglo XXI.

“Los antibióticos nos ayudan a mejorar las condiciones de salud, pero crean resistencia en las bacterias. Con los residuos líquidos que salen de nuestros inodoros difundimos esos compuestos, que logran tal capacidad en microorganismos que habitan en los sistemas acuáticos. Desarrollamos un arma de dos filos, porque en el mediano y largo plazos no podremos curar con los mismos antibióticos que tenemos en la actualidad”, subrayó.

Asimismo, los detergentes, plaguicidas, disolventes y combustibles devienen en residuos dañinos para el medio ambiente, como son el exceso de nutrientes, compuestos orgánicos, metales pesados e hidrocarburos, por mencionar algunos.

Mazari expresó que ella y su equipo han encontrado sustancias cuyas concentraciones de toxicidad son muy bajas (de partes por millón o menores) en cuerpos de agua, pero a mediano plazo poseen efectos irreversibles en hígado, riñón y el sistema nervioso central. Esto se traduce en la alteración de la calidad del agua y en la liberación al ambiente de compuestos tóxicos, que impactarán en la salud de todos y en las generaciones próximas.

La universitaria concluyó que, a fin de modificar este escenario, los ciudadanos debemos informarnos y ser conscientes de todo lo que consumimos, de cómo se producen los alimentos, medicamentos, plaguicidas y equipo electrónico, entre otros artículos, así como de la manipulación y manejo que se hace de los desechos.

Fuente: DGCS UNAM